miércoles

Fue entonces cuando miré en sus ojos
como se alejaba el brillo que nos iluminaba
una nube nos hacía sombra, julio nos paralizaba.
Y volví a sentir otra vez la urgencia de lo palpable,
y vi morir sobre nuestra cama , la esencia del amor.
¿De que sirven mis plegarias, si jamás serán escuchadas?
siempre serán pequeñas ante sus palabras necias,
deberé marcharme, dijo, antes de continuar con mis absurdos reclamos
y aquel amor que esperaba ya no espera.
Entonces pregunto: ¿Que busco?¿Al amor? ¿a quién?...
...un camino, que yo no dibujé.
Cuento las burbujas que al romperse en mi rostro
no me deja ver ese amor que tenés y no puedo tener.
Me confunden tus letras, tus ojos, tu despedidas.
Tu camino trazado y el mío desdibujado,
que yo no borré.
Soné sueños que no fueron soñados,
pero una vez se hicieron realidad:
tuve mi castillo, mi corcel, y lo tuve él.
Tuve el tesoro, tuve el amor, y tuve el desdén.
Se fue junto al séptimo crepúsculo,
esa noche no hubo luna, no hubo estrellas,
no habría tampoco noche del otro lado del mundo.
La mañana llegó en un suspiro,
amanecí despierta, con tirones de fantasía,
con el amor ajado, con la herida que dejó un sentimiento desolado,
ahí donde se anida el amor
como la orilla cubierta de peñascos, y un navío abandonado.
Esperando que cuando la ola regrese, se lleve todo esto consigo.

Luciana Carelli

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