Palabras de Luz al silencio de tu mirada.

Copiosomente aquellas palabras
que solías decir me hacen eco
y me  retumban en los sesos.
Nunca pudiste mirarme a los ojos,
porque la luz fuerte que irradia desde mí
te dejó ciego.
Tampoco pudiste mirarme en la oscuridad
apenas sentiste una parte de lo que te dí,
un poco de lo que me permití ser para vos.
A la distancia de diez lunas, de un año que quedó atrás
estás en mis sueños, apareces como un fantasma
a irritar mis días,
a malgastar mis noches.
Porque al buscarte no encuentro más que un silencio absurdo,
un montón de nada que destruye.
Quise soñar, me lo habías pedido,
pero el tiempo de ambos fue distinto
y comprendo que nuestro tiempo siempre
fue paralelo,
qué sólo se cruzaron de casualidad.
Estaremos juntos a la par de caminos distintos
quizá buscándonos en los sueños,
tal vez recorriendo un lugar que fue nuestro.
Se desdibuja del aire lo que tenía preparado
para aquel encuentro truncado,
se borran de las estrellas el brillo que robé de tus ojos
cuando me mirabas aquel verano
del que no supe despedirme,
y me encontraron  las hojas de un abril marchito
cubriendo mis pasos.
Desapareciste entre la gente
después de un café, que me dejó un gusto a despedida,
un café que estaba horrible.
Me quedé con esa sensación, con un adiós de mentiras,
con palabras hipócritas que no supieron jugar a hacer el amor.
Dios sabe que te necesité y tu corazón escuchó mis llamados,
pero nunca los atendió.
Desde acá, desde el medio de la nada
me voy para siempre, a  desprenderme de las ilusiones bobas
las que nunca debí soñar,
a desengañarme de unos ojos falsos como el color del cielo.

Hoy me abro de un sueño inconcluso para vivir otro amor.


Luz.