miércoles

Debo confesar...

...que aún me gusta verte pasar por la puerta de mi casa,
donde de alguna manera oculto mis sentimientos y recluto mi corazón,
me gusta verte espiar mi alma desde la vereda de ese callejón
dónde te acercas tieso a mi horizonte y sin decir palabras,
 sin posar tu mirada en mis pupilas,  puedo sentir el calor de tu respiración.
Sé que no vas a tocar el timbre, ni voy a volver a escuchar tu voz por el portero,
pero a veces cuando paso por tu casa y todavía hay un poco de mi piel sobre tus huellas
siento en el cuerpo la sensación que no todo está perdido
que quizá en otra vida o en el cielo, vamos a tener el mismo hogar
y escribir juntos la historia.

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