martes

Ella dijo sì.

En el mismo lugar donde soñó besarlo,
es el mismo lugar donde su mirada apagada le dijo adiós.
En el propio recinto donde la pasión desborda la piel y se hace emoción
fue la última vez que lo vio, que ironía.
Cuando ella se dio vuelta, él ya se había marchado.
No supo más nada de ese amor, pero sintió que sus ojos, no le  habían dicho adiós.
Otra vez se equivocó,  recién ahora empieza a conocerle y así no lo quiere. 
El tiempo hace a la distancia y permite ver,
cuando la venda cae en los pies y por fin el día es de día y atrás queda la sombra de la noche,
pudo respirar sin que el pecho se le prenda fuego y el aire le alcance para un suspiro.
Fue lindo soñar que al despertar rozaría su piel enredados en sábanas de seda.
Fue hermoso imaginar que eran suyos esos ojos y versos.
Ella soltó lo que tenía preso en su corazón,
si al querer verse en el reflejo de su mar,
el vacío llenó los espacios y puso los pies sobre la tierra, la vieja tierra para dar el SÍ.
Caminará de blanco y tratará de recuperar
ante los ojos de Dios testigo de un lejano amor, lo que había quedado de aquello.
Verá como se va haciendo pequeño desde el espejo retrovisor de su vida.
El tiempo suele pisar los talones y muchas veces tropezamos y al caer despertó de un sueño.
Hoy recobró la cordura, y ella sabe que fue una locura amarlo, pero le gustó amarlo con locura.

Sinopsis.

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