Venís a llevarte con tus hojas el tiempo. Descendés por mi cabeza y rodás por mis ojos arrastrando de ellos el último recuerdo de su boca.
Lo esencial entre los dos, oculto en algún rincón de aquellas horas, dejó de ser. Lo mágico de su cuerpo fundido con el mío, perdidos entre el humo, los colores y la imaginación, quedó en alguna celda conciente del pasado.
Vos, antesala del invierno, venís a recordarme los errores, te haces gris y ubicás mi mirada en el sur, en mis pies, pidiendo perdón por no ser la mujer con mayúscula que se perdió un mundo de quien gritaba amor.
La ceguera no sirvió para ver el interior, pues ahora voy a sentir el frío de un invierno anticipado.Mientras besa unos labios sintiendo el renacer nuevamente, entre otros brazos donde la luz se apagó.
Huellas que aún viven en mi piel, piel marchita, marchito tiempo, tiempo muerto,muerto en mí.
Lo esencial entre los dos, oculto en algún rincón de aquellas horas, dejó de ser. Lo mágico de su cuerpo fundido con el mío, perdidos entre el humo, los colores y la imaginación, quedó en alguna celda conciente del pasado.
Vos, antesala del invierno, venís a recordarme los errores, te haces gris y ubicás mi mirada en el sur, en mis pies, pidiendo perdón por no ser la mujer con mayúscula que se perdió un mundo de quien gritaba amor.
La ceguera no sirvió para ver el interior, pues ahora voy a sentir el frío de un invierno anticipado.Mientras besa unos labios sintiendo el renacer nuevamente, entre otros brazos donde la luz se apagó.
Huellas que aún viven en mi piel, piel marchita, marchito tiempo, tiempo muerto,muerto en mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario