lunes

Desvariada ( Práctica de taller de Gina )

La luz viajera que interrumpió mi ventana entusiasta,
me dejó pasmada al alba.
Debería limpiar mi hogar, salir de éste edificio
privador de sueños jamas soñados,
callar mi sonrisa intermitente
y buscar una morada de ladrillos deshuesados
que no hagan eco en mis pensamientos.
Saciar el hambre para pensar mejor
y desde el plato ese sorrentino sustituto
de muchos sorrentinos idénticos, pero diferentes
me llama para morir en mi boca.
Todos morimos, pero algunos nos dan el gusto al morir,
por otros manifestamos tristezas pasajeras
como una nube arísca, abrumadora,
que al pasar nos moja y no
y deja secuelas de un pequeño llanto en mi vereda
en esa baldosa maldita que siempre se acuerda de mi
al pasar de prisa.
Palpo en el aire desolación y palpo en mi cuerpo
las medias encarnadas de haber trabajado tanto tiempo anoche,
las mismas horas que trabajó la luna llena
que se refleja en el aljibe flotante de mis sueños
ese que calmaría la sed del alma.

Luciana Carelli

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